Desde hace poco viajamos lentamente por los paisajes, y a veces fuimos detenidos. Ahora hay una fecha fija cuando termine nuestro viaje. Y como todavía hayan muchas cosas para explorar en Colombia y también queremos ver un país más, casi nos sentimos un poco apresurados, como en vacaciones de tres semanas. Si estuvieras meses en Colombia, sin embargo habrían o más parques nacionales o más ciudades para conocer.

Nos decidimos por una excursión al sur de Colombia. Para ahorrar unos días vamos por avión a Cali y desde ahí continuamos a San Agustín. La ciudad es conocida por sus sitios arqueológicos, en donde se han encontrado figuras de piedra en cientos. Estas figuras sirvieran probablemente como guardianes de tumbas. Todavía no se sabe mucho de esa cultura prehispánica. Unos detalles se puede interpretar de los objetos funerarios si no fueron saqueados anteriormente. Hasta ahora el significado exacto queda oculto a pesar de muchos intentos de interpretar. En la mayoría de los casos se nota un híbrido de animal y  hombre. Ya la gran cantidad de las piedras es impresionante, durante muchos cientos de años habían tantos picapedreros trabajando.

Como tan fascinante es para arqueólogos, nosotros quisiéramos quedarnos por otra razón. Es la montana jugosa y verde con sus plantaciones de café, banano o papaya y las cataratas y desfiladeros que cortan el paisaje o también los pueblitos con su gente y una sonrisa amable. Nuestro hostal en San Agustín tiene una terraza con hamacas de donde se puede disfrutar la vista a la ciudad y al valle. Aquí se podría pasar mucho tiempo relajando y leyendo.

A pesar de la temporada de lluvias tenemos un clima bastante bueno. En Colombia es temporada baja. Así que se conoce casi exclusivamente viajeros de largo tiempo. Nadie que tiene solo unos días libres quiere visitar un país en una “mala” época. Para nosotros, este mes es uno de los mas bonitos para conocer Colombia. No se tiene problemas encontrar alojamientos baratos, ni son los destinos turísticos abarrotados y los Colombianos son relajados y amables. Nuestro guía nos cuenta que se podría hacer en la región. Senderismo, nadar en las cascadas o cabalgatas de cinco días a lo largo del río, dormir en casas indígenas y pescar para comer. Todo suena muy bien y estamos celosos de los otros mochileros que todavía están relajando en las hamacas y que les queda mucho tiempo para esas actividades.

Nos espera un muy largo viaje en autobús a Bogotá, con una parada nocturna en el desierto de Tatacoa para observar las estrellas. Solo una noche, porque los días siguientes ya están organizados y programados.

Pero los lectores no tienen que preocuparse, la próxima pausa ya está planeada. Que nos perdonen, pero no podemos correr al ritmo de unas cortas vacaciones con la mejor voluntad del mundo 🙂