Es poco antes de las siete de la mañana. Todavía está oscuro y hace mucho frío. Estamos en la plaza central del pueblo de la Villa Unión, esperando un microbús. El bus llevará a los empleados del Parque Nacional Talampaya a sus puestos de trabajo. Y este combi queremos tomar también. Ya teníamos mucha suerte en nuestro viaje. Desafortunadamente, este día comienza con mala suerte. Es domingo y probablemente el conductor había bebido demasiado vino anoche a la fiesta del pueblo. No sabemos cómo llegaban los empleados al parque nacional. Y nadie quiere llevarnos en auto tampoco. Aquí en la provincia, a la gente no le gusta llevar a dedo a los desconocidos, especialmente cuando todavía está oscuro.
La segunda posibilidad para llegar al parque en autobús hay sólo a la una de la tarde. Así que queda muy poco tiempo para pasear. Todos los turistas argentinos vinieron en auto. Esta vez, por excepción, no se puede hablar de falta de planes. Desafortunadamente, la única empresa con reputación de alquiler de vehículos en toda la región no tenía un coche disponible. La otra opción para visitar el parque nacional es un tour, pero ya te das cuenta de que Argentina no es realmente para mochileros. Porque lamentablemente estas ofertas no son baratas. Decidimos hacer dedo de nuevo cuando sale el sol y hace más calor. Y mira, nos paramos sólo unos 15 minutos. Ricardo y María, paran por nosotros. Son una pareja mayor, y nos reconocieron. Dicen que cenamos en el mismo restaurante anoche. Si no, no habrían parado.
Y aquí está, la nuestra buena suerte. La pareja simpática de Santa Fe nos lleva no sólo al parque nacional, sino también al vecino parque provincial, en el que se encontraron muchos huesos de dinosaurios. Antes ya desechamos el plan de visitar el parque, porque – ya sabes – sólo se puede llegar al parque en auto. Pero con buena suerte y la ayuda de los Argentinos infinitamente agradables tenemos un día maravilloso. Ya no nos molestó tanto que en el Parque Nacional Talampaya no era una caminata de un día completo, sino sólo un viaje corto con un guía. Reclaman siete participantes para una caminata más larga.
Desafortunadamente, no es común aquí explorar la naturaleza por su cuenta. Los argentinos pasan sus vacaciones más cómodas en auto y ómnibus. Preguntamos en otro destino, por qué no se puede hacer la caminata de unos tres kilómetros sin guía. Recibimos la respuesta de que puedes perderte y ya ha sucedido que una mujer no ha encontrado a su marido y luego ha llorado mucho. El hombre habia estado bien. En Talampaya dijeron que a veces hay pumas. Pero los guías no están armados como en África. Haríamos excursiones con un guía, pero en Argentina la mayoría son demasiado caras.
Cuando regresamos de nuestro viaje, hay buenas noticias. La única compañía de alquiler de autos tiene un vehículo disponible. Decimos sí inmediamente, porque tenemos otro objetivo espectacular, que, si no has ganado la lotería, sólo puedes explorar con tu propio carro: la “Ruta de los Seísmiles”, el camino de los picos de seis mil metros. Las montañas más altas de los Andes. Es una sensación agradable ser libre de nuevo y explorar la naturaleza por nuestra cuenta. En el último pueblo del lado argentino, antes del camino a Chile, hay dunas de arena sorprendentemente grandes. Y aún mejor, puedes alquilar sandboards. Nuestra felicidad no tiene límites. Nosotros mismos conducimos hasta allí, estamos solos y descendemos por la pendiente de 45 grados. ¡Increíble! También para nosotros, que ya hemos visto muchos paisajes fantásticos en este viaje, la carretera de los picos de 6000 metros es una vez más una culminación absoluta. Rocas escarpadas de colores brillantes alternan con mesetas herbosas donde pacen las vicuñas. Los flamencos rosados se pueden ver en los lugares libres de hielo de un lago. Los picos nevados de los Andes están entronizados encima de todo. A 3900 metros sobre el nivel del mar termina nuestro camino: la nieve cubre la carretera, no podemos llegar más lejos. Pero hemos visto y conocido lo mejor. Volvemos con alegría. No podemos entender por qué esta región no es un parque nacional. Estamos muy contentos por eso. Nadie nos controlaba y ningún guía nos indicaba el camino. Podríamos decidir por nosotros mismos que no conduciríamos por carreteras cubiertas de nieve con neumáticos de verano.
Devolvemos el auto de alquiler con un poco de melancolía y volvemos al bus. Nuestra buena racha terminó de nuevo. El autobús de noche hacia el norte para a las tres de la mañana. Con seis horas de retraso llegamos a nuestro destino y esperamos nuestro próximo desafío.
Graciana Salvati
August 17, 2018 — 2:15 am
Muy lindo seguir “viajando” con Uds!
Un abrazo,
Graciana
Matthias y Conny
August 28, 2018 — 11:09 pm
Querida Graciana,
Muchas gracias. Matthias lo escibió. Y yo solo intento de traducir el texto. Hoy yo aprendí con mi profesora que hay una diferencía entre llevar a dedo y dar dedo. 🙂 Y tampoco se dice “reputado”.
Con un beso de Bolivia ya.